El pasado 1 de febrero entraron en vigor dos acuerdos relevantes para las relaciones entre la Unión europea y Japón: uno de asociación económica y otro de asociación estratégica. En ambos casos, las negociaciones empezaron en 2013 y concluyeron en 2018.
La relación del país nipón con la UE empezó en el momento en que se creó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. El 20 de octubre del año 1954, el embajador Shoji Aeakawa, fue acreditado ante la Alta Autoridad de la CECA como observador permanente. A raíz de este momento, las relaciones fueron más estrechas y en los años 70 abrieron un Centro de cooperación Industrial entre la Unión Europea y Japón. De este modo, hubo representación de Japón ante la UE en Bruselas y una sede de la Comisión en Tokio.
Sin embargo, no se había establecido un marco general susceptible de incorporar otros ámbitos de interés común entre Japón y la Unión Europea. La firma de los dos acuerdos provoca que cambie la situación, ya que suponen el establecimiento de una estrategia global en el plano político y económico.
En cuanto al Acuerdo de Asociación Económica, su contenido excede el de un convenio de libre comercio al uso, ya que dedica algunos capítulos a temáticas como la gobernanza empresarial, el desarrollo sostenible, la transparencia y la propiedad intelectual.
Los beneficios serán notables tanto para los japoneses como para los europeos. Se ampliarán las posibilidades de exportación de productos nacionales y se rebajarán en gran medida o suprimirán los aranceles. Productos alimenticios como quesos, aceites, vinos, carnes de cerdo y vacuno y demás productos españoles observarán eliminada su barrera arancelaria hacia el mercado japonés.
Por otro lado, la flexibilización de las barreras no arancelarias también comportará beneficios. Hasta ahora, muchas empresas españolas no podían competir en el regulado mercado nipón, ya que sus controles técnicos y sus procedimientos de certificación obstaculizaban la exportación de los productos españoles a Japón aunque fuesen seguros y de gran calidad.
Gracias al acuerdo, se garantizará la total sintonía entre la UE y Japón en cuanto a seguridad de productos como automóviles, cerveza o productos sanitarios. Por otra parte, la adopción por parte de Japón del sistema internacional de etiquetado de textiles, se corresponde con el que se emplea en la UE y posibilitará que no sea necesario etiquetar cada prenda exportada a Japón.
Las empresas europeas podrán competir en las licitaciones públicas de las “48 ciudades centrales” de Japón. El acuerdo tendrá consecuencias positivas para las PYMES mediante un mayor y mejor acceso a la información. Japón y la UE se comprometen a crear un sitio web específico para agilizar información a estas empresas acerca de cómo acceder a sus mercados.
Por su parte, el Acuerdo de Asociación Estratégicacontiene negociaciones más opacas que en el caso del acuerdo económico. Es importante hacer mención aque su aplicación por parte de la Unión Europea y Japón es provisional (véase la notificación relativa a la aplicación provisional del Acuerdo de Asociación Estratégica). Su contenido es más delicado por el hecho de acordar cuestiones vitales que afectan a los conceptos de democracia, el Estado de Derecho o las libertades fundamentales.
El acuerdo contribuye a reafirmar la promoción de la paz y la seguridad internacional, que son dos ámbitos en los que tanto la UE como Japón han colaborado anteriormente. Asimismo, existe la posibilidad de llevar a cabo acciones conjuntas con más de 40 áreas de interés común como seguridad, gestión de desastres, energía, asuntos de índole económica, investigación y desarrollo, cambio climático o lucha contra el terrorismo, entre otros.
Gracias a este acuerdo, ambos socios asumirán un papel de liderazgo en términos de estabilidad y promoción de valores universales, en un contexto global caracterizado por la incertidumbre.
A través de estos dos acuerdos, la Unión Europea y Japón forjan un compromiso de acción común sin precedentes sustentado en valores compartidos. Este compromiso afecta a diferentes ámbitos y engloba una respuesta adecuada, sensata y coherente frente al proteccionismo característico de la política exterior de Estados Unidos. Gracias a ellos, se genera una zona de cooperación, confianza y seguridad que no se ha establecido hasta hoy en ninguna otra área del planeta.