La innovación tecnológica continúa estando de actualidad. Tal y como ha sucedido con otras tecnologías revolucionarias, el denominado 5G ha venido para permanecer junto a nosotros. La implantación de la red móvil de quinta generación modificará nuestros hábitos de comunicación, incrementará la capacidad de las autopistas de la información y además, permitirá que electrodomésticos como la nevera puedan conectarse entre sí.
Si echamos la vista atrás, encontramos que la red de 1G se encontraba en los primeros móviles para permitirnos hablar, la 2G incluyó los SMS y, a medida que pasaron los años, los móviles se convirtieron en una herramienta cada vez más completa. La llegada del 3G permitió incorporar la conexión a Internet al móvil y años más tarde, llegó la banda ancha con el 4G. Este aspecto nos permitió reproducir los vídeos en streaming y hacer uso de la realidad aumentada.
El 5G traerá consigo una mayor velocidad, donde los usuarios podrán navegar hasta a 10 gigabytes por segundo, posibilitando la descarga de películas en pocos instantes. Asimismo, la latencia podría reducirse a 5 milisegundos y aumentaremos el número de dispositivos conectados.
Desde el surgimiento de esta tecnología, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó a la tecnología inalámbrica como cancerígena de nivel 2B. La categorización se refiere a los compuestos que posiblemente sean carcinógenos para las personas. Sin embargo, también afirmaba que los estudios que se habían realizado hasta la fecha no evidenciaban que la exposición ambiental a los campos de radiofrecuencia aumentase el riesgo de padecer cáncer u otra patología.
A pesar de ello, ciertas organizaciones alarmaron sobre los peligros que podía haber para la salud y que el 5G se había llevado a cabo sin una evaluación previa de los posibles efectos sanitarios y medioambientales.
Por otra parte, en abril de 2020 se demostró científicamente la relación causal que existía entre la tecnología 5G y la COVID-19. El Doctor emérito de Bioquímica de la Universidad de Washington, D. Martín L. Pall, confirmaba que las emisiones de 5G estimulaban la pandemia del coronavirus.
Por ello, a través de un informe del doctor, indicaba que una medida contundente de salud consistiría en la desconexión de las antenas transmisoras de 5G y los relés de transmisión celular que se hallan cerca de las viviendas, centro de trabajo u hospitales.
La causa más popular de fallecimiento por COVID-19 es la neumonía y cada efecto mencionado anteriormente, guarda relación con el desarrollo de neumonía. Por ello, se indica que es plausible que la radiación 5G aumente notablemente el porcentaje de muertes asociadas a la pandemia.
A pesar de los ejemplos que aparecen en este artículo en cuanto a los peligros que tiene la tecnología 5G para la salud, la realidad en los medios de comunicación es diferente. Durante varios años, algunos de estos medios de difusión enfocados en la industria de la telefonía móvil han comunicado que no existe evidencia de que la tecnología inalámbrica sea nociva para la salud.
Independientemente de ello, se ha puesto en marcha un caso histórico contra la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) en los EE.UU. y que refuta dichas declaraciones confirmando que los daños están demostrados y que hay evidencias de una epidemia de enfermedades. Las principales Organizaciones de defensa del Medio Ambiente y la Salud, han presentado hasta 11.000 páginas de informes científicos y pruebas que confirman las afirmaciones. Actualmente, el caso está tramitándose por la Corte de Apelación del Distrito de Columbia en los EE.UU.
A finales del año 2019, la FCC cerró una investigación iniciada en el año 2013. En ella, la comisión solicitó al público que enviase comentarios al expediente de la investigación acerca de si la FCC tendría que revisar sus pautas de Salud del año 1996 para la radiación de radiofrecuencia emitida a través de redes inalámbricas, dispositivos e infraestructura de telecomunicaciones.
Se registraron alrededor de 2.000 comentarios en la FCC, presentados por científicos y organizaciones científicas como BioInitiative y EMF Scientist, por médicos y organizaciones médicas, por ciudades como Filadelfia o Boston y cientos de personas que habían sido perjudicados por la tecnología inalámbrica. A pesar de todo ello, el 4 de diciembre del año 2019, se concluyó que no había evidencia de que la tecnología inalámbrica perjudicase a la salud. Por tanto, no consideraron la revisión de las pautas que se habían establecido.
Ante esta conclusión, se presentaron dos demandas contra la FCC, una de ellas por Environmental Health Trust (EHT) y Costumers for Safe Cell Phones y la otra, por Children’s Health Defensa (CHD). Para la presentación de esta última demanda se produjo la unión de los médicos que observan la enfermedad en sus clínicas, así como la de los padres de los menores que han enfermado por la radiación. Además, se argumentó que la FCC violó la Ley Nacional de Política Ambiental (NEPA) debido a que la Agencia no consideró los impactos ambientales en su decisión e incumplió con la Ley de Telecomunicaciones de 1996 (TCA) al no considerar el impacto de su decisión sobre la salud y seguridad pública.
El Consejo de Defensa de los Recursos naturales (NRDC) presentó un amicus brief en el caso. Al igual que también lo hizo el Building Biology Institute y un ejecutivo de la industria de las telecomunicaciones, Joe Sandri, que presentaron otro escrito de amicus que además, incluyó una declaración de la Dra. Linda Birenbaum, quien indicó que se había establecido la evidencia de los efectos cancerígenos de la tecnología inalámbrica. La Dra. hizo referencia a los efectos dañinos y una enfermedad generalizada de la tecnología inalámbrica. Esta evidencia se presentó recientemente e incluye hasta 11.000 páginas de material científico y humano.
El Apéndice Conjunto, cuenta con 440 documentos, e incluye referencias a miles de estudios científicos que se han revisado y que demostrarían daños al ADN, a los sistemas reproductivos, efectos neurológicos como el TDAH y enfermedades por radiación. Por su parte, la evidencia muestra efectos en el cerebro, con deterioro en el flujo sanguíneo y daño a la barrera hematoencefálica, problemas de memoria y efectos nocivos en el sueño. Por otro lado, en 201 de 225 estudios se encontró estrés oxidativo, un mecanismo de daño que puede causar cáncer, afecciones no cancerosas y daño al ADN.
Este Apéndice también dispone de informes de índole científica de expertos líderes como el Informe BioInitiative, opiniones de asociaciones médicas como la Asociación Médica de California y la Academia Estadounidense de Pediatría, así como Informes de agencias gubernamentales estadounidenses, los estudios del gobierno, incluyendo el reciente Programa Nacional de Toxicología (NTP), entre otros.
A finales de 2020, la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NAS), reveló en su informe que la causa más probable de los síntomas sufridos por los diplomáticos estadounidenses en los países de China y Cuba, son las armas de radiofrecuencia. Dicho informe se refiere a una gran cantidad de las pruebas presentadas en el caso contra la FCC.
Beatrice Golomb, MD, Ph.D., fue la invitada para presentar al comité de la NAS un artículo elaborado por ella. Este artículo elaborado por la profesora fue pionero a la hora de mostrar que la RF pulsada es la razón más probable de la sintomatología de los diplomáticos. Sin embargo, los testimonios de las personas enfermas como diplomáticos y declaraciones de médicos, fueron archivados en el expediente de la FCC. Los peticionarios argumentaron que las pautas de la FCC que niegan la enfermedad, se emplean para denegar alojamiento a las personas heridas, en violación de la Ley de Estadounidenses con Discapacidades.
Devra Davis Ph.D, MPH, presidente y fundador de Environmental Health Trust indicó lo siguiente: “Environmental Health Trust ha trabajado durante más de 10 años para proteger al público de la radiación de radiofrecuencia, testificó ante el Congreso y publicó investigaciones críticas sobre por qué los niños son más vulnerables”. Además, señaló que la FCC había ignorado sus presentaciones extensas durante estos años que documentan el perjuicio para la Salud.
El presidente de la organización, Robert F. Kennedy Jr., indicó que el público estadounidense había recibido un servicio deficiente por la FCC, asimismo señaló que las pautas de la FCC se basaban en suposiciones científicas falsas. Por otro lado, destacó que la evidencia experimental y humana que la FCC había ignorado, clarificaba que la tecnología inalámbrica era un factor que contribuía a esta pandemia y que se debía tener en cuenta.
Los argumentos orales constituyen la etapa final del caso, por lo que tras la audiencia habrá que esperar la decisión del tribunal. Según Dafna Tachover, directora del proyecto, se habían invertido grandes recursos en el caso y todos trabajaron muy duro durante los últimos 13 meses para que el caso tuviese solidez.