Los impuestos son la fuente más importante de ingresos en las mayoría de los países. Por eso, inciden de modo relevante en el ámbito económico de cualquier Estado, empujándolo a regularizar la economía nacional de manera que siempre se mantenga actualizada y eficaz, adecuándola a la economía de mercado y a la ampliación de la apertura al exterior.
En este artículo – siguiendo la estela del artículo anterior,donde hemos abordado la comparación entre el sistema laboral chino y español – intentáremos esta vez poner en confrontación el sistema fiscal de los dos países, China y España. Aunque a priori pudiera pensarse lo contrario, el sistema tributario chino no difiere demasiado del régimen fiscal español, existiendo tributos directos e indirectos, regulados y recaudados por el Estado central y por las autoridades locales.
El sistema tributario chino se ha desarrollado con el crecimiento económico del país, empezando por la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (en adelante “OMC”). Este nuevo papel como miembro de la OMC ha llevado a China a dotarse de un sistema de regulación que le permite ofrecer una administración estable en el país, también en relación con su sistema fiscal. Desde el 1 de enero de 2019 ha entrado en vigor en China una reforma de la imposición sobre la renta individual (“Individual Income Tax” o “IIT”) con dos objetivos principales: (i) aligerar la presión fiscal a la que se somete a las personas con ingresos más bajos; (ii) contrarrestar el aumento del coste de la vida. Los obligados a pagar el IIT son los residentes en China (Worldwide Income Principle), las entidades no residentes (pero con ingresos producidos en China) y los expatriados (imposición en relación con el tiempo pasado en China). El porcentaje que se aplica se calculará sobre una base anual y no sobre una base mensual, como antes. Es importante destacar que China es el país con mayor impuesto individual en la región asiática, de hecho los porcentajes aplicables a los rendimientos del trabajo personal oscilan entre el 3% y el 45%; para los ingresos por prestación de servicios, entre el 20% y el 40%; y sobre los demás ingresos (procedentes de dividendos, intereses, regalías, alquileres y enajenación de bienes) se aplica una tasa fija del 20%.
En cuanto al impuesto de sociedades (Enterprise Income Tax, o “EIT”) constituye el principal tributo aplicable a las empresas que desarrollan sus actividades en China. Desde el 1 de enero de 2008, un único régimen de EIT reemplazó el antiguo sistema, que diferenciaba entre sociedades de capital chino y sociedades de capital extranjero. Es más, cualquier sociedad residente en China está sujeta a tributación por su renta mundial y considerándose, que una sociedad es residente en China cuando su sede central se encuentra allí o cuando ha sido constituida en el país. El tipo de gravamen es del 25% (anteriormente el tipo efectivo de gravamen era del 33%). Se aplica un tipo reducido del 20%, que resulta en un tipo efectivo del 10% para pequeñas empresas.
Por último, en referencia al impuesto sobre el valor añadido (Value Added Tax,“VAT”) el tipo de gravamen general es del 16% (hasta el 1 de mayo de 2018 se aplicaba el 17%), excepto para las entregas de productos agrícolas y otros suministros de carácter esencial, a los que se aplica un tipo reducido del 10% (anteriormente un 13%). Para las exportaciones se establece un tipo del 0%, lo que significa que el exportador puede deducir el IVA que ha soportado en la fase de producción o fabricación del producto a exportar.
España tiene un sistema tributario casi federal, con tres niveles de gobierno. Parte del impuesto sobre las personas físicas se transfiere a las Comunidades Autónomas y los ingresos fiscales indirectos se transfieren en función de un índice de consumo del territorio. Los tipos de IVA pueden ser modificados por los gobiernos regionales.
En España existen cinco categorías de ingresos que afectan a las personas físicas: (i) renta de trabajo; (ii) renta de capital; (iii) rentas del ejercicio de actividades económicas; (iv) las ganancias y pérdidas patrimoniales; (v) las asignaciones de renta establecidas por la ley.A las personas físicas residentes en España se les aplica el impuesto sobre la renta de las personas físicas (“IRPF”), según el principio del Worldwide Income. Se hace referencia a la normativa recogida en la Ley 35/2006 y en el Real Decreto 439/2007. El IRPF es un impuesto personal y directo inspirado en los principios de igualdad, generalidad y progresividad. Los ingresos imponibles de las personas físicas incluyen los salarios, los ingresos de la empresa o de la actividad profesional y los ingresos pasivos como dividendos, intereses y plusvalías. En particular, los porcentajes que se aplican de las personas físicas oscilan entre el 19% y el 45%, que varía según la Comunidad Autónoma de residencia.
Laspersonas físicas no residentes están sujetas al impuesto sobre la renta producida en el territorio del Estado ( “IRNR”) regulado por el Real Decreto legislativo 5/2004 y Real Decreto 1776/2004. Para ser considerado fiscalmente residente en España es necesario residir mas de 183 días durante el año o haber establecido en España el centro de sus intereses económicos o su actividad empresarial o profesional. En general, los contribuyentes no residentes tributan del 24% sobre las rentas obtenidas en el territorio español o procedentes de fuentes españolas.
Las sociedades residentes en España están sujetas al impuesto de sociedades (“IS”), que se aplica según el mismo principio que las personas físicas, y está sujeto a la normativa del Real Decreto legislativo 4/2004. Las sociedades residentes en Navarra y el País Vasco están sujetas a regímenes fiscales especiales, mientras que las sociedades no residentes están sujetas a impuestos sobre los beneficios comerciales y sobre los capital gains, pero sólo en relación con la renta de origen español. En particular, se aplica de 25%. Están sujetos al IS las sociedades anónimas, limitadas, laborales; las sociedades cooperativas y agrarias de transformación; las agrupaciones de interés económico; asociaciones, fundaciones; los fondos de inversión; las uniones temporales de empresas; los fondos de capital-riesgo; los fondos de pensiones; los fondos de regulación del mercado hipotecario; los fondos de Garantía de Inversiones. La legislación fiscal también establece un impuesto sobre las actividades económicas gestionadas por personas físicas y jurídicas. Consistirá en un importe a tanto alzado fijado por la entidad territorial competente en función del territorio en el que se ejerza la actividad, al que se añadirán o sustraerán coeficientes correctores.
La Ley 37/1992 y el Reglamento previsto en el Real Decreto 1624/1992 regulan el Impuesto sobre el valor añadido ( “IVA”). A partir del 1 de septiembre de 2012, el tipo normal del IVA se fija en el 21%, con dos tipos, reducido al 10% y súper reducido al 4%. El tipo del 10% se aplica a determinados bienes y servicios (adquisición de propiedades en nueva construcción, hoteles, restaurantes). El tipo del 4% se aplica a los bienes considerados de primera necesidad (alimentos, periódicos y libros).
En el momento de la expansión y entrada en un nuevo mercado, especialmente el chino, mediante la constitución de filiales o sociedades sujetas a la ley nacional de ese país, es de vital importancia familiarizarse con las obligaciones fiscales y tributarias que van a surgir. En China, como en España, hemos podido comprobar la relativa complejidad de sus sistemas tributarios y al mismo tiempo, la similitud que existe entre uno y otro. Convirtiendo a ambos en ejes centrales de la estrategia inversora del capital de inversión extranjero.
En Lleytons aportamos la tranquilidad y garantía que ayudarán a nuestros clientes a obtener la seguridad necesaria para poder expandirse a mercados extranjeros y especialmente, el asiático y chino, protegiéndoles eficazmente en el ámbito tributario.
Síguenos en
Linkedin
¿Quieres estar al día de las últimas noticias del derecho internacional privado? Síguenos en Linkedin.