El coronavirus continúa siendo el tema de actualidad no solo en China, sino también en otros países como Italia, España o Irán. Sin embargo, lo cierto es que las informaciones son diferentes dependiendo de la zona geográfica. Actualmente, en España se está viviendo la peor parte del virus, donde no solo observamos cifras de contagiados elevadas, sino que también se está viviendo una situación diferente. El Gobierno español decretó el pasado 13 de marzo el estado de alarma que obligaba a todos los ciudadanos a confinarse en su hogares para así evitar la propagación del COVID-19.
Por otro lado, en el continente asiático asistimos cada día a buenas noticias en cuanto al coronavirus. Se está celebrando que en China no hay ningún nuevo contagio local y las infecciones que se han registrado en los últimos días corresponden a casos importados de otros lugares. De esta manera, a día de hoy se han diagnosticado más de 80.000 contagios, de los que más de 67.000 han superado la enfermedad con éxito y actualmente, son 9.898 los casos de infectados activos.
El pasado 23 de enero fue la fecha en que se decretó la cuarentena en Wuhan, el epicentro del coronavirus. Durante casi dos meses, en la ciudad se ha podido ver medios de transporte sin gente, administraciones que han permanecido cerradas o controles de temperatura. Todo ello con el firme objetivo de paralizar en el país el avance del coronavirus. Una serie de medidas que fueron aplaudidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que sirven como ejemplo sobre cómo gestionar esta crisis sanitaria, tal y como recordamos en un artículo reciente.
Un claro ejemplo de que China está superando el coronavirus es el hecho de que en provincias como Tíbet o Qinghai llevan casi tres semanas sin sumar nuevos infectados. Poco a poco se está empezando a la normalidad y el tráfico de personas es cada vez mayor. Los comercios han optado por abrir sus puertas y las calles han vuelto a recibir a las personas con mascarillas obligatorias.
En otras provincias como Tian’ai, la situación también ha dado un giro de 180º. Los guardas de seguridad apenas observan los termómetros y en zonas residencias se está dejando de exigir el código de salud que se exigía a través de una app de móvil.
A través de Weibo, la red social similar a Twitter en China, se están recibiendo mensajes por parte de los ciudadanos chinos de ánimo a países como Italia o España. Se centran en que no es el momento de reprochar errores, sino de frenar el virus. Asimismo, también han compartido el hecho de que la comunidad china esté ofreciendo equipo médico, mascarillas y gel desinfectante. Una gran muestra de solidaridad hacia países del continente europeo.
La situación de la gestión del coronavirus en otros países es muy diferente a la de China. Los ciudadanos del gigante asiático se han mostrado preocupados por la forma en que se está llevando a cabo dicha gestión en el extranjero. El hecho de que se hayan tomado medidas tarde y que la gente no se lo esté tomando del todo en serio, han provocado que en zonas como Italia, Irán o España se estén registrando nuevos casos a diario. La transformación de la enfermedad en una pandemia, implica que la economía de China se recuperaría, pero no crecería la demanda de las exportaciones al seguir enfermos los principales socios comerciales.
La OMS fue tajante: “La experiencia de China con el COVID-19 y el trabajo que está haciendo para hacerle frente, es algo que el mundo debe aprender. Debemos agradecer lo que ha hecho China porque sus drásticas medidas nos han dado más tiempo para prepararnos”.
China desde el primer momento se tomó muy en serio el peligro que suponía este virus para la población. La capacidad que tiene para infectar es mucho mayor que una gripe común y su tasa de mortalidad también es más elevada. A pesar de ello, el verdadero problema se centra en la posibilidad de que pueda agotar los recursos médicos.
Por otro lado, hay que destacar que China no ha dudado en aplicar cuanto antes una cuarentena, donde cerca de 60 millones de personas se quedó en sus casas. Comercios, fábricas e instituciones públicas echaron el cierre para así controlar la expansión del virus. De este modo, se ha priorizado la salud de las personas antes que la economía del país.
Por otra parte, hay que recordar que China no dudó en levantar dos hospitales de campaña en tan solo 10 días, que cumplieron con la función de aislar a un buen número de infectados del resto de la población hospitalaria. El uso de las tecnologías también ha sido de gran utilidad, ya que en China se implementó el uso de termómetros por infrarrojos y cámaras térmicas.